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Superar el desplazamiento: Mujeres forjan con determinación su futuro en El Salvador

Una joven salvadoreña sonríe a la cámara; lleva puesta una blusa blanca y un casco de seguridad del mismo color. Tiene los brazos cruzados.
Historias

Superar el desplazamiento: Mujeres forjan con determinación su futuro en El Salvador

En El Salvador, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, impulsa oportunidades que transforman las vidas de mujeres desplazadas, en riesgo de desplazamiento y de comunidades históricamente estigmatizadas por la violencia.
12 Mayo 2025

Amelia, frente al edificio que ayudó a diseñar.

Desde 2021, el Programa ‘Mi Primer Trabajo’ colaboró con más de 184 empresas para promover oportunidades dignas de empleo formal. El programa logró orientar y preparar en habilidades blandas para el empleo a 1.135 personas en El Salvador.

A través de programas de capacitación y alianzas con el sector privado, muchas mujeres han logrado superar la experiencia traumática del desplazamiento, encontrando la posibilidad de reconstruir sus vidas, emprender y desarrollar su potencial profesional.

Amelia y Norma son dos de las mujeres que han logrado salir adelante gracias a su determinación y el apoyo de ACNUR.

Amelia: rompiendo estereotipos en la Ingeniería Civil

Desde pequeña, Amelia (25) soñaba con ser ingeniera civil. Sin embargo, al culminar sus estudios, se enfrentó a la dificultad de encontrar trabajo debido a los estereotipos que marcaban su profesión como un campo generalmente con mayor participación de hombres. Además, se enfrentó al estigma por residir en una comunidad afectada por la violencia.

“No poder tener una oportunidad laboral obliga a muchos jóvenes a buscar fuera de la zona donde vivimos”, cuenta Amelia.

Lejos de rendirse, decidió inscribirse en el programa ‘Mi Primer Trabajo’, a través del cual obtuvo su primera experiencia profesional en una de las principales empresas metalúrgicas del país.

‘Mi Primer Trabajo’ es un programa gestionado entre el Ministerio de Trabajo y Previsión Social de El Salvador (MTPS) y ACNUR con el apoyo de World Vision. Esta iniciativa facilita el acceso a una primera experiencia laboral formal a jóvenes desplazados, en riesgo de desplazamiento o provenientes de comunidades históricamente afectadas por la violencia. La iniciativa tiene como propósito promover el trabajo decente a través de la modalidad de contrato de aprendizaje. 

Dos mujeres de camisa blanca miran a cámara sonriendo.

Brenda (izquierda) y Amelia (derecha) posan afuera de las instalaciones de Industrias Magaña. La colaboración con el sector privado permite promover oportunidades dignas de empleo formal y fortalecer el mercado interno.

Amelia logró ascender dentro de la empresa y actualmente ocupa el cargo de Ingeniera de Proyectos Inmobiliarios, donde lidera la coordinación y el desarrollo de iniciativas en el área de construcción y supervisión de obras.

“Empecé como pasante a través de ‘Mi Primer Trabajo’. Realmente este fue mi primer trabajo y ahora sigo aquí, donde he crecido profesionalmente, y donde me siento muy valorada”, comparte Amelia. “Ahora soy jefa del área, tengo personal a cargo, veo diferentes tipos de estrategias dentro de la sección inmobiliaria. Ese crecimiento es lo que más me motiva, y lo que más satisfacción me da”, dice.

Este empleo le ha permitido perseguir otros sueños. “El trabajo es una de las partes más importantes en la vida del ser humano. He podido cumplir muchos sueños, entre ellos tener mi primer vehículo, mi casa, y poder viajar”, destaca.

En coordinación con el sector privado, este programa ha permitido a muchos jóvenes sin experiencia laboral ingresar al mercado formal. Además, la iniciativa contribuye a reducir el estigma hacia las personas jóvenes desplazadas y amplía su acceso a la seguridad social.

“Las empresas debemos apoyar y abrir las puertas para los jóvenes, sin importar de donde vengan. Todos tienen talentos para aportar”, dice Ana Brenda, representante de recursos humanos de Industrias Magaña, donde trabaja Amelia.

Norma: una emprendedora perseverante

Norma (59) es una madre que tuvo que huir a otra comunidad para proteger a su hijo.

“Antes vivía en una zona que no era tan segura. Llegó un punto en el que tuvimos que abandonar nuestra casa por temor. Mi hermana nos abrió las puertas de su casa a mí y a mi hijo”, cuenta Norma.

Hace algunos años, Norma y su hermana iniciaron un emprendimiento de grabado en vidrio, dedicándose principalmente a la creación de adornos. Sin embargo, vieron la necesidad de diversificar su oferta, por lo que decidieron empezar con un pequeño negocio de venta de alimentos.

“En nuestro emprendimiento familiar comenzamos vendiendo poquito, únicamente entre los amigos y los vecinos”, recuerda Norma.

Una mujer sostiene con ambas manos una bandeja con una bebida decorada con frutas.

Norma posa con una mangoneada, uno de sus postres fríos más vendidos.

Aunque su negocio ya había despegado, Norma escuchó por primera vez del proyecto para emprendedores ‘Súper Pilas’ a través de las redes sociales, y luego vio que hablaban del él en la televisión. La motivación para inscribirse llegó al participar en una actividad en su comunidad.

“Vimos una convocatoria para mujeres empresarias. Así que decidí apuntarme, y empezaron las clases de ‘Súper Pilas’. Nos capacitaron en el costeo de productos, higiene en la preparación de alimentos y muchas otras cosas importantes para un negocio”, explica Norma. “Antes de eso, simplemente aplicaba un porcentaje de ganancia sin saber si era el correcto. Ahora, gracias a lo aprendido, hemos diversificado el menú y crecido”, agrega Norma.

El programa ‘Súper Pilas’ de ACNUR, implementado por World Vision, permite a los emprendedores elaborar un plan de negocios al final del curso y les proporciona capital inicial para que lo puedan poner en marcha.

Este programa ha permitido que personas solicitantes de asilo, refugiadas y desplazadas internamente y retornadas con necesidades de protección en El Salvador fortalezcan sus habilidades y competencias, brindándoles las herramientas necesarias para desarrollar su máximo potencial.

“Los emprendedores debemos capacitarnos siempre. Nos equivocaremos varias veces, pero lo importante es aprender de los errores y seguir adelante”, reflexiona.

Hoy, Norma y su familia trabajan con esmero, sueñan con tener un local propio y continúan perseverando para mejorar su calidad de vida. “Nuestro propósito es seguir creciendo, seguir esforzándonos. Con mi familia siempre estamos capacitándonos y perseveramos día a día”, dice Norma.

Transformando Vidas, Construyendo Futuro

Las historias de Norma, y Amelia reflejan la resiliencia y determinación de las mujeres salvadoreñas que, con el apoyo de ACNUR, están forjando un futuro más esperanzador.

Ambos programas están alineados con la Estrategia de Medios de Vida e Inclusión Económica de ACNUR El Salvador, que tiene como objetivo ofrecer a las personas refugiadas, solicitantes de asilo, desplazadas internamente, en riesgo de desplazamiento y de comunidades históricamente afectadas por la violencia, acceso a oportunidades para trabajar y alcanzar la autosuficiencia. Gracias a su resiliencia, estas personas contribuyen al desarrollo de la sociedad salvadoreña.

En el contexto actual de recortes severos al financiamiento, ACNUR en El Salvador enfrenta desafíos significativos para continuar con los programas de apoyo educativo y de empleo, dejando a muchas personas en condición de vulnerabilidad y afectadas por el desplazamiento forzado, sin la oportunidad de acceder a medios de vida decentes. Esto incrementa los riesgos de que recurran a mecanismos de afrontamiento negativos, aumentando así los riesgos de protección.

En Centroamérica y México, los países del Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS) trabajan juntos para brindar acceso prioritario a programas de inserción laboral para población desplazada o en riesgo. En El Salvador ACNUR está comprometido en trabajar por la búsqueda de soluciones para las personas refugiadas, solicitantes de asilo, desplazadas internamente y de comunidades históricamente afectadas por la violencia, para que puedan encontrar soluciones de manera local y reconstruir sus vidas con dignidad. 

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