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ACNUR organizó el primer convoy de retornos voluntarios desde los campamentos al noreste de Siria

Historias

ACNUR organizó el primer convoy de retornos voluntarios desde los campamentos al noreste de Siria

Transcurridos siete años desde su desplazamiento, familias refugiadas fueron trasladadas sin costo y recibieron apoyo antes de salir del campamento de Areesha. Sin embargo, la capacidad de ACNUR para ayudar a los sirios a volver a su lugar de origen corre riesgo con los recortes a la financiación.
28 Abril 2025 Disponible también en:
Una niña siria que viaja junto a su madre en un minibús sonríe a la cámara

Shahrzad (izquierda) y su hija más pequeña en el minibús que las llevó del campamento de Areesha de vuelta a su hogar en Al Mayadin, en la gobernación de Deir-ez-Zor.

Hace poco, temprano por la mañana en el campamento de desplazados internos de Areesha, al noreste de Siria, el espacio abierto cerca de la entrada estaba repleto de grupos de personas que se despedían y cargaban sus pertenencias en vehículos estacionados. Algunas reían mientras otras derramaban lágrimas de felicidad mientras 84 residentes subían a los minibuses que, tras siete años en el campamento, finalmente les llevarían de vuelta a su lugar de origen.

En el primer grupo que volvió a casa el 15 de abril con ayuda de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se encontraban Shahrzad y sus hijas (de 7 y 8 años). Impacientes, las niñas esperaban a su madre mientras ella concluía los trámites antes de iniciar el viaje de vuelta a Al Mayadin, en la gobernación de Deir-ez-Zor, a unos 200 kilómetros al sur. Ahí se reencontrarían con su padre, quien pasó los últimos dos meses en Damasco para recibir tratamiento médico.

“Deseo que todo el mundo sienta la alegría que siento yo hoy. Hace siete años que espero este momento”, compartió Shahrzad. “Ni el régimen ni nada infunde miedo ahora”.

Shahrzad huyó a raíz de la gran ofensiva militar que hubo cerca de su lugar de origen, en 2017. Llegó al campamento con su esposo y su hija mayor, que aún era una bebé. Su hija más chica nació en el campamento, así que ninguna de las niñas tiene recuerdos del lugar que su madre y su padre llaman hogar.

“Mis hijas no dejan de imaginar todo lo que harán cuando lleguemos a casa”, comentó Shahrzad. “Estaban tan felices mientras empacaban. Me sentí aún más feliz cuando vi que les alegraba volver a casa”.

El derrocamiento de Bashar al-Ásad, en diciembre de 2024, propició el retorno de más de siete millones de sirios que fueron desplazados dentro de Siria tras catorce años de crisis y conflicto, y de unos 5,5 millones de personas sirias refugiadas que fueron acogidas por países vecinos.

Se estima que 214.000 personas desplazadas internas viven en campamentos, como el de Areesha, y en asentamientos informales al noreste del país. Desde que estalló el conflicto, la mayoría ha sido desplazada en más de una ocasión por un tiempo prolongado: se calcula que han pasado un promedio de nueve años fuera de sus lugares de origen. La mayor parte proviene del noreste de Siria. De hecho, el 41% de las familias es originario de la gobernación de Deir-ez-Zor; le siguen las gobernaciones de Hama y de Homs.

“Interactúabamos con regularidad. En esos momentos, las personas que vivían en el campamento de Areesha solicitaban que ACNUR apoyara su traslado de vuelta a sus lugares de origen, pues supone un alto costo (alrededor de USD 500 por familia)”, explicó Marcel Colun, jefe de la suboficina de ACNUR en Qamishli. “Con el apoyo que brinda la organización, cada familia cuenta con un vehículo en el que podrá transportar sus pertenencias. Esto es muy importante para que puedan reconstruir sus vidas en sus lugares de origen”.

Además de apoyar con el traslado, ACNUR y sus socios – la Media Luna Roja Árabe Siria y el Comité Patriarcal de Desarrollo San Efrén – acompañan a las familias retornadas a lo largo del proceso y, una vez que se encuentran en su lugar de origen, continúan monitoreando su situación. Mujeres y niñas reciben kits de dignidad de Al Yamama, socio de UNFPA.

Una hilera de vehículos sobre un camino pavimentado

Vehículos que transportan las pertenencias de personas que solían residir en el campamento de Areesha, al noreste de Siria.

Las personas retornadas han hecho del conocimiento de ACNUR que las áreas que rodean la gobernación de Deir-ez-Zor están plagadas de minas sin detonar, de manera que muchas cabezas de familia han pospuesto su retorno para proteger a sus hijas e hijos. Al respecto, para prevenir accidentes, son de vital importancia las sesiones que se imparten en los centros comunitarios de ACNUR para informar a la niñez sobre la presencia de minas. Estos centros también ofrecen servicios esenciales en zonas de retorno; por ejemplo, asesoramiento legal para quienes han perdido sus documentos de identidad o de propiedad.

Por otra parte, ACNUR participa en la reparación de albergues y trabaja para ampliar el acceso a servicios básicos, como agua, atención médica y electricidad; asimismo, promueve las oportunidades laborales y de subsistencia, pues se trata de las necesidades más apremiantes que las personas retornadas dicen que deben satisfacer para poder reconstruir sus vidas. Algunas familias – entre ellas, la de Shahrzad – han llevado consigo las tiendas de campaña en las que vivían en el campamento para instalarlas en sus lugares de origen mientras llevan a cabo las reparaciones más necesarias.

“Sin apoyo no podríamos pagar el traslado, que es muy costoso”, explicó Shahrzad. “Mi casa sigue ahí, pero ha sufrido daños, así que no podemos vivir en ella aún. Además, no hay servicios básicos”.

Un grupo de personas reunidas en torno a un trabajador de ACNUR; todas le dan la espalda a la cámara.

Un trabajador de ACNUR proporciona información a un grupo de personas desplazadas internas en el campamento de Areesha, al noreste de Siria.

Si bien ACNUR tiene previsto ayudar a un estimado de 3,5 millones de personas sirias refugiadas y desplazadas internas para que puedan volver a sus lugares de origen en 2025 (entre ellas, cerca de 1,5 millones que ya lograron hacerlo), los brutales recortes al sector humanitario han repercutido gravemente en sus esfuerzos. Por tanto, la organización tendrá que recortar el 30% de su personal en Siria este año y suspender el apoyo que brinda a cerca del 44% de los centros comunitarios en el país.

“La población siria desplazada ha estado esperando este momento por años, así que esta es una oportunidad única para ayudarles a volver a su lugar de origen”, recalcó Richard Ndaula, coordinador de Repatriaciones de Personas Sirias Refugiadas. “Generar las condiciones para que las personas desplazadas puedan volver de manera voluntaria yace en el corazón del mandato de ACNUR”.

“La organización tiene el compromiso de apoyar a todas las personas que deseen volver a su lugar de origen; sin embargo, los recortes a la financiación están afectando nuestra capacidad de respuesta”, añadió Ndaula. “El personal de ACNUR cuenta con una vasta experiencia y con conocimiento experto para apoyar a las personas retornadas. No obstante, el apoyo que brinda no podrá llegar a más campamentos y asentamientos al noreste de Siria y en otros puntos del país a menos que haya fondos suficientes”.

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