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ACNUR advierte que, por recortes a la financiación, están en juego los avances en materia de salud de las personas refugiadas que se lograron en 2024

Comunicados de prensa

ACNUR advierte que, por recortes a la financiación, están en juego los avances en materia de salud de las personas refugiadas que se lograron en 2024

28 April 2025
Una trabajadora de la salud está vacunando a un chico sudanés

Tras su llegada, personas sudanesas refugiadas son vacunadas en el centro de recepción de Kiryandongo, en Uganda. Es julio de 2024.

GINEBRA – ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, advierte que, debido a la incertidumbre provocada por la falta de fondos, corren riesgo los trascendentales avances que había habido en la prevención de muertes y la ampliación del acceso de las personas refugiadas a servicios para el cuidado de la salud.

El informe anual de ACNUR sobre la salud pública a nivel mundial, que se publicó a principios de la Semana Mundial de la Inmunización, ofrece un panorama general con respecto a la respuesta de la organización en 63 países; concretamente, subraya los avances, los desafíos y las prioridades de 2025. Asimismo, refleja los avances logrados en el marco de la Estrategia Mundial para la Salud Pública para el período 2021-2025, la cual hace énfasis en la inclusión sostenible de las personas refugiadas en los sistemas y las alianzas nacionales en materia de salud que se han robustecido. ​

En 2024, ACNUR respaldó más de 15,4 millones de consultas sanitarias en todas sus operaciones; entre ellas, 8,7 millones, en 22 países, emplearon el Sistema Integrado de Información sobre la Salud de los Refugiados de ACNUR (iRHIS, en inglés). Cabe resaltar que el 17% de las consultas se enfocaron en las comunidades de acogida. La asistencia cualificada en los partos se mantuvo elevada (93%): la organización apoyó 138.000 partos y 735.000 consultas prenatales. Sin embargo, incluso antes de los considerables recortes que se están observando en el sector humanitario, la escasez de fondos provocó un descenso del 7% en las consultas y del 12% en los partos atendidos.

“Había habido importantes avances para garantizar que las personas refugiadas y las comunidades de acogida tengan acceso a servicios para el cuidado de la salud”, comentó el doctor Allen Maina, director del área de Salud Pública de ACNUR. “Sin embargo, la realidad sigue despertando preocupaciones. Debido a la reducción de fondos, se realizan menos consultas y son limitados los recursos para atender urgencias. Además, la financiación de los sistemas nacionales no siempre ha sido suficiente, y el brote de enfermedades ha empeorado a causa de los fenómenos meteorológicos extremos. De manera similar, los obstáculos para brindar atención obstétrica han provocado 180 muertes maternas en las comunidades refugiadas; muchas de ellas podían prevenirse”.

A pesar de los avances que ha habido en algunos países, en general, la vacunación de niñas y niños refugiados sigue estando por debajo de los objetivos mundiales. En 2024, la cobertura de vacunación contra el sarampión llegó, al menos, a un 36% en los países que proporcionaron datos; esto supone un incremento del 29% en comparación con 2023. El apoyo debe ser continuo para robustecer los sistemas de vacunación y garantizar que ningún niño o niña quede fuera de los programas nacionales de vacunación, con inclusión de la niñez refugiada.

El 10% de la niñez refugiada sufría desnutrición aguda, mientras que el retraso del crecimiento y las carencias de micronutrientes seguían siendo elevados. Un enfoque en diagnósticos y tratamientos tempranos permitió evaluar a 2,5 millones de personas y tratar a 262.000 niñas y niños con desnutrición.

La salud mental siguió siendo un pilar fundamental de los servicios sanitarios. En ese sentido, dado que la salud mental se incorporó a la atención primaria y a las inversiones en la capacitación, las consultas sumaron 176.000 en 2024 (el año anterior, llegaron a 150.000).

Los conflictos, el desplazamiento y los fenómenos meteorológicos extremos multiplican los riesgos sanitarios. El año pasado, ACNUR respondió a brotes de sarampión, cólera, dengue y viruela símica. ​En los campamentos en Bangladesh hubo más de 15.000 casos de dengue, lo que dio lugar a evaluaciones de riesgos y acciones multisectoriales. Del mismo modo, para hacer frente a los brotes de viruela símica en África se crearon programas de agua, saneamiento y vigilancia comunitaria; además, las personas refugiadas fueron incluidas en las campañas de vacunación.

Por otra parte, las enfermedades no contagiosas, como la hipertensión y la diabetes, siguen causando preocupación, pues componen el 6% de las consultas externas. ACNUR y sus socios han apoyado la formación del personal médico y robustecido los sistemas de salud para mejorar el acceso a ellos. ​

En 2024, se ampliaron los enfoques comunitarios en materia de salud pública. Más de 12.000 trabajadores comunitarios en 37 países – muchos de ellos son refugiados – recibieron capacitación para promover el cuidado de la salud, realizar vigilancia epidemiológica y canalizar a las personas refugiadas para que reciban la atención que requieren.

ACNUR y sus socios abogaron por la inclusión de los refugiados en los sistemas nacionales de salud, haciendo hincapié en la cobertura universal. Entre los icónicos logros se incluyen el hecho de que, en Irak, las autoridades asumieron los servicios sanitarios de los campamentos de refugiados; en Kenia, el personal sanitario refugiado se incorporó a la capacitación nacional enfermera; y en Camerún, más de 93.000 personas refugiadas fueron inscritas en el programa nacional de cobertura médica.

ACNUR continúa advirtiendo que la crisis de financiación que aqueja al sector humanitario, la cual se ha exacerbado con menos inversiones en el cuidado de la salud en los países de acogida, está repercutiendo en el alcance y la calidad de los programas de nutrición y salud pública dirigidos a refugiados y comunidades de acogida.

Para obtener más información, favor de contactar a:

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